sábado, 7 de enero de 2012

HISTORIA DE UN DROGADICTO CON FE


Javier Pro de la Cruz. Ex drogadicto
De la mano de la fe, consiguió superar su adicción a la heroína. "Yo ahora estoy feliz, no tengo miedo", asegura.


Las drogas han dejado un importante rastro de dolor en muchas familias y muchos jóvenes, especialmente la heroína en los años setenta y ochenta.De aquel entonces no solo nos llegan tragedias, sino también historias de esperanza. Nos llegan historias de superación, de personas a las que un día alguien tendió la mano y sacó de lo pro- fundo. Como le sucedió a Javier Pro de la Cruz. Su relato comienza en el madrileño barrio de Fuencarral: “Antes de las drogas empecé a delinquir porque era pobre. robaba para mis gastos. Para ropa, para ir a los coches de choque... desde los 15 años”. Javier perdió la cuenta de las veces que había cometido pequeños hurtos. “¿Que cómo empecé con las drogas?”, pregunta, “son los ambientes. Eso estaba entre mis amistades”.

Robé tantas veces que ni recuerdo porque era todos los días. Solo me importaba drogarme”. A diario como un autómata, se despertaba, iba a robar, después a comprar, consumir y prácticamente, vegetar el resto del día mientras su salud física y psíquica se deterioraba: “Muchos de entonces han muerto. La droga estaba en todas partes y nadie sabía el daño que hacía”.Deteriorada y debilitada su voluntad, Javier recuerda con tristeza que la droga era lo que le dominaba: “Mi dios eran las drogas. No me interesaba nada, ni una chica”. Un día de aquellos que pasaban sin más pena ni gloria, la vida de Javier cambió: “Un chico me prestó su ayuda. Le dije que necesitaba dinero porque no tenía trabajo. Cuando me quité el abrigo, vio que tenía en el bolsillo una jeringuilla. Entonces me llevó a Proyecto Hombre. Empecé a hacer terapia, una terapia que consiste en volver a ser honesto, en recuperar las virtudes”. La vida de Javier comenzaba a tomar forma: “Un día, un amigo me ofreció ir a un grupo de oración y, allí, poco a poco fui encontrando la fe. Aunque, al principio pensaba que estaban un poco chalados”.Para aquel entonces, Javier ya sabía que la heroína le había dejado otro macabro recuerdo. En algún momento de su periplo había contraído el virus del sida.Javier termina la entrevista con esta estremecedora frase:"no me enfado con Dios por no estar sano, porque Él me ha curado de mis males que eran otros. Dios me ha curado de la tristeza”.

                    




 


    

No hay comentarios: