lunes, 31 de diciembre de 2012

Fiesta de la Sagrada Familia

            Hoy todos deberíamos mirar a la familia de Nazaret y tratar de descubrir en ella su profundo sentido religioso. La familia de Nazaret todo lo ve desde Dios todo lo vive desde Dios todo lo acepta como venido de Dios todo lo hace para responder a Dios y hacer su voluntad, y nosotros si lo hacemos asís nuestros ambientes familiares serán de armonía, de servicio, de comprensión, de ayuda, de alegría, de enriquecimiento y estaremos proponiendo a los más jóvenes una manera de entender y de orientar la vida que tendrá mucho de entrega a los demás…
            Con esta invitación terminaba, D. Manuel, la homilía en la festividad de la Sagrada Familia, donde recordamos y celebramos que Dios quiso nacer en una familia humilde de Nazaret.
            En sus palabras expresó como, actualmente, hay un interés demasiado creciente en barrer en nuestra sociedad todo  lo que tenga que ver con lo religioso, habiendo cada vez más voces que se empeñan en trasmitir que la fe cristiana no es necesaria para el crecimiento y el desarrollo de la persona.
            Frente a estas situaciones y respetando otras opciones de vida, nosotros que somos creyente seguimos pensando que lo que realmente ayuda a la persona a crecer es todo aquello que se apoya en la fe. Sin la fe quedaríamos reducidos a una vida terrenal y pobre en situaciones que no pueden satisfacer los anhelos que anidan y mejoran el corazón humano.
            Dentro de esta fiesta de la Sagrada Familia renovaron sus promesas matrimoniales un numeroso grupo de matrimonios que celebraron sus 25 o 50 años de casados.
            Renovaron y actualizaron sus promesas delante de Dios, dándose nuevamente un sí, un sí pleno donde, en palabras de D. Manuel: se han compartido y se seguirán compartiendo risas  y  pesares, disgustos y alegrías, nostalgias y añoranzas, encuentros y desencuentros, aprendiendo a sufrir juntos compartiendo el valor de la espera, compartiendo la extraordinaria paciencia, la escucha y compartiendo la infinita riqueza del perdón, sabiendo que en casa siempre  hay una persona que espera que escucha y que perdona, algunas veces es el esposo otras veces es la esposa. Celebración llena de recuerdos, los recuerdos de aquellas primeras promesas,  promesas que se han ido convirtiendo en figuras que son vuestros hijos y vuestros nietos esos hijos que han ido llenando los tiempos de las esperas. Estos años de vida compartida se sintetizan en una felicidad que os mantiene juntos, juntos en la alegría y en la tristeza, en el dolor, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermad  hasta que la muerte os separe.
            Extendió su bendición a todas las familias de Torralba y, especialmente, a las que celebraron sus bodas de Oro y de Plata y a todas aquellas que fueron a compartir el misterio que da sentido a nuestra vida de fe y a nuestra vida de familia que es la Eucaristía, celebración que alimenta para y da sentido a esa vida compartida que se ve enriquecida  por el amor de Dios, un amor que celebramos en la Eucaristía como amor oblativo, como amor que se ofrece incluso como es el amor de Dios a los hombres que  da la vida por el otro. Este es el sentido que se da a esta celebración a esta fiesta donde la familia sigue siendo fundamental en la tarea  de la transmisión y vivencia de la fe.

domingo, 23 de diciembre de 2012

IV Domingo de Adviento

La presencia divina en la historia, anunciada por Natán y por tantos otros profetas, llega a su momento culminante a través de María: la descendencia de la dinastía de David, es decir, la historia de la salvación del antiguo Israel, alcanza ahora, a través de la Virgen de Nazaret, su plenitud. Es la concepción por obra del Espíritu Santo, es decir, la proclamación de la presencia divina en la carne de Jesús, el hijo de María de Nazaret. La salvación llega a nosotros en la sencillez y la pobreza de un Niño. La Palabra de Dios nos prepara así al misterio de la Navidad.

domingo, 16 de diciembre de 2012

III Domingo de Adviento

La Palabra de Dios de este domingo nos invita a estar alegres. El Señor que está cerca debe ser nuestra alegría en el compartir, en el amar, en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestra vida diaria. 
Llenemos nuestra vida de alegría que nace de sabernos en las manos de Dios: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad  alegres…” Flp 4, 4-7. 

 

martes, 11 de diciembre de 2012

II Domingo de Adviento

La liturgia de este segundo Domingo nos invita a la conversión. Presenta la figura de Juan como aquel que predica la “conversión”, porque “el reino de los cielos se está acercando”.
Señala cómo debemos prepararnos para acoger la venida de Cristo desde una actitud coherente y confiada. Dar un cambio a nuestra vida para acoger la venida de Jesús con el corazón limpio dejándonos renovar por Él.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Celebración de la Inmaculada Concepción de María

Hoy celebramos el día de la Inmaculada Concepción de María. Este dogma, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado.
En este día la Iglesia Católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios preservó a María libre de todo pecado. La doctrina reafirma con la expresión "llena eres de gracia" (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc 1,28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.

La carne de Dios llena

Inmaculada siempre,
y siempre pura,
diste ser, de tus carnes
al Bien mío.
Así en la blanca altura
la limpia nieve
se convierte en río
sin perder su limpieza
y su blancura.
La carne de Dios llena
que redimió
la tierra pecadora
atravesó, Señora
tu carne de azucena,
como el cristal
el rayo de la aurora.
Por los aires
preñados de alegría
el son de las campanas
se ha perdido.
Hasta el cielo ha subido
la clara melodía:
y el Arcángel allí,
se la ha ofrecido,
cual cestillo de flores,
a María.
José María Pemán