El principio trinitario es el fundamento increbantable
que une lo personal y lo comunitario y da un sentido último a todo. La imagen
de Dios Uno y Trino a la vez se erige en única norma de toda existencia.
“Un solo Dios porque
hay un solo Padre”, según este axioma patrístico en un eterno movimiento de
amor, el Padre-Fuente presenta las personas del Hijo y del Espíritu y les da lo
que El es.
1-En primer lugar, la reminiscencia del relato bíblico de la visita de
los tres peregrinos a Abraham ( Gen 18,1-5) El comentario litúrgico lo
descifra: “bienaventurado Abraham, tú los has visto, has
recibido a la divinidad una y trina”. Y la supresión de las figuras de Abraham
y Sara invita a penetrar más profundamente y
2- a pasar al segundo plano, el
de la “economía divina”.Los tres
peregrinos celestes forman “el consejo eterno” y el paisaje cambia de
significado: la tienda de Abraham se convierte en el palacio-templo; la encina
de Manbré, en el árbol de la vida; el cosmos, en una copa esquemática de la
naturaleza, signo ligero de su presencia. El ternero ofrecido como alimento
hace sitio a la copa eucarística.
Los tres ángeles, ligeros y esbeltos, nos muestran cuerpos muy alargados
(catorce veces la cabeza en vez de siete, que es la dimensión normal). Las alas
de los ángeles, así como la manera esquemática de tratar el paisaje, san la
impresión inmediata de lo inmaterial, la ausencia de gravedad. La perspectiva
invertida elimina la distancia, la profundidad donde todo desaparece en la
lejanía y, mediante el efecto contrario, acerca las figuras, muestr que Dios
está ahí y que está en todas partes.
Las tres personas están
conversando – y el tema podría ser el texto de Juan: “Dios ha amado al mundo de
tal manera que le ha dado a su hijo único”. (I jn 4,9) Ahora bien, la Palabra
de Dios siempre es acto: toma la figura sacrificial de la copa.
3- El tercer plano
intra-divino sólo está sugerido, es trascendente e inaccesible.
Dios es amor en sí en su esencia trinitaria, y su amor
hacia el mundo sólo es el reflejo de su amor trinitario. El don de sí, que
nunca es una falta, sino la expresión de la superabundancia del amor, está
representado por la copa; los ángeles están agrupados alrededor del alimento
divino. Los últimos trabajos de restauración han descubierto el contenido de la
copa. La capa de pintura posterior que representaba un racimo, escondía el
dibujo inicial: el cordero- que une esta comida celeste a la palabra del
Apocalipsis- ha sido inmolado antes de la fundación del mundo. ( ver cita.....)
El amor, el sacrificio, la inmolación, preceden al acto de la creación del
mundo, están en su origen.
Los tres ángeles están en reposo que es la paz suprema del
ser en sí; pero este reposo es embriagador, es un auténtico éxtasis, “la salida
en sí misma”. Sa Gregorio de Nisa revela este misterio: “Es la mayor paradoja
que la estabilidad y el movimiento estén en el mismo elemento.”
El movimiento
§ El movimiento
parte del pie izquierdo del ángel de la derecha, continúa en la inclinación de
su cabeza, pasa al ángel de en medio, arrastra irresistiblemente el cosmos: la
roca, el árbol, y se resuelve en la posición vertical de del ángel de la
izquierda, donde entra en reposo, como en un receptáculo.
La
unidad-igualdad – pluralidad
§ De la concepción
de los ángeles de Rublëv se desprende la unidad y la igualdad – se podría
confundir un ángel con otro
-; la diferencia viene de la actitud personal de cada uno hacia los otros, y,
sin embargo no hay ni repetición ni confusión. El oro rutilante sobre los
iconos designa siempre la divinidad, su superabundancia. Un solo Dios y tres
personas perfectamente iguales es lo que expresan los cetros idénticos,
símbolos del poder real de que está dotado cada ángel.
Cada persona tiene su signo indicado por los etros,
que orientan la mirada hacia estos emblemas. Detrás del padre se encuentra el
árbol de la vida, fuente. El cetro de Cristo señala la casa, iglesia, cuerpo de
Cristo. El Espíritu se destaca en el trasfondo de las “rocas escalinadas”: la
montaña, la cámara alta, el tabor, la elevación, el éxtasis, el aliento de los
espacios y de las cumbres proféticas.
Formas
geométricas de la composición: son rectángulo, cruz, triángulo y círculo.
Rectángulo: En las concepciones de la época, la tierra era
octogonal, y el rectángulo es el jeroglífico de la tierra que vemos en la parte
inferior de la mesa.
La
cruz: Según
la tradición del árbol de la vida se extrajo la madera de la cruz. Su figura es
el eje invisible, pero el más evidente de la composición. Esta divide al ícono
en dos y se cruza con la línea horizontal que une los círculos luminosos de los
ángeles de los lados y forma la cruz.La cruz
se inscribe en el círculo sagrado de la vida divina, es el eje vivo del amor
trinitario.
El círculo: la línea trazada siguiendo los contornos
exteriores de los tres ángeles forma un círculo perfecto, símbolo de la
eternidad divina. El centro de este círculo está en la mano del Padre el
Pantocrator.
Colores:
El púrpura oscuro
( el amor divino) y el denso azul ( la verdad celeste) con el oro rutilante de
las alas ( la abundancia divina) forman una armonía perfecta que se perpetúa y
se vuelve a encontrar en una tonalidad dulcificada como una revelación
matizada: rosa pálido y lila a la izquierda, azul más suave y verde plateado a
la derecha.
§ El oro de los
tronos, asiento divino, habla de la superabundancia de la vida trinitaria.
§ El azul llamado
“azul de Rubëv” traduce el color del cielo de a Trinidad y del Paraíso.
§ De lejos esta
composición da la impresión de una llama roja y azul. Todo arde e el aire
resplandeciente del mediodía. “Quien está cerca de mi está cerca del fuego”.
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